¿Qué hace que algunos niños enfrenten una adversidad abrumadora y se conviertan en líderes positivos y pacificadores? La respuesta, al menos en parte, es la resiliencia.
Jack P. Shonkoff, M.D. del Centro para el Desarrollo del Niño en Harvard, define la resiliencia como: “Un buen resultado frente a la adversidad. «Es en la medida en que podemos desarrollar capacidades en todos los niños en una etapa temprana de sus vidas para poder lidiar con cualquier bache en la carretera o si hay obstáculos importantes que puedan estar por la vía».
La aptitud natural desempeña un papel en la resiliencia, pero no es algo con lo que los niños nacen. Según Philip A. Fisher, Ph.D. en el Centro de Aprendizaje Social de Oregón, Universidad de Oregón, “es tentador pensar que los niños tienen una calidad resistente o no, pero la capacidad de recuperación se construye con el tiempo, al igual que, y paralelamente a cómo se construye la arquitectura del cerebro hora.»
Hay pruebas sólidas de que los niños refugiados pueden desarrollar la capacidad de recuperación para superar sus obstáculos, siempre que cuenten con el sistema de apoyo adecuado. Un estudio de 2016 publicado en el Journal of Pediatrics (Periódico de Pediatría) mostró que los niños refugiados, en particular los menores de diez años, sufrían problemas emocionales y de comportamiento, pero que esos problemas podían superarse con ayuda.
Según el Dr. Ripudaman Minhas, uno de los autores del estudio, «la evidencia existente sugiere que los niños con antecedentes de refugiados tienen el potencial de desempeñarse tan bien como sus compañeros cuando se les proporcionan recursos de apoyo e incluso tienen tasas similares de finalización de la escuela secundaria».